jueves, 30 de mayo de 2013

un bolero que no fué

tantas horas dibujandote,
sin conocer siquiera
el primer trazo...
con el agua hasta el cuello
indeleble pétalo de verano

se puede volver atrás
pero no se puede desandar todo el camino.
he estado en problemas
desde que mis pies acariciaron el piso
heche a andar..

a veces uno solo es un saco de huesos
entregado a un dios que no existe
que inevitablemente  personaliza.
solo una cosa hice mal...
me he quedado conmigo mucho tiempo 

jueves, 16 de mayo de 2013

la heladera abierta, se descongela


La pelota no supero si quiera la barrera y las ilusiones de dar vuelta el partido ya se habían diluido tanto para él como para algunos plateistas que abandonaban el estadio, con el juego sin terminar.

Se levanto y fue a la heladera, a practicar ese ritual cotidiano de sostener la puerta y ver con cierta admiración lo que hay dentro. Vacío.

Así también se sentía Miguel, solo. Los 90 minutos regulares y los 4 de adición que duro el partido del club de sus amores no había podido contra la melancolía del domingo. Agotadas las distracciones se vio tentado de hacer la llamada que hacia días evitaba exitosamente.

Qué le diría?  Qué sucedería si ella no atendiese? Devolvería la llamada? Seguro! pensó sin conseguir convencerse del todo. Había pasado mas tiempo del que su cuerpo podía soportar solo, pensando, sin respuestas. Una ola de coraje invadió su cuerpo.

- Hola.-un tono bajo casi imperceptible al otro lado de la linea-.

- Hola! Hoola, me escuchas?

- Si, si, te escucho. Qué pasa?

- Mmm... nada, mintió  Y en esa fracción de segundo consiguió  pensar que quizás ese fuese el problema, que ya nada pasase.

En los dos minutos siguientes la conversación llego a su fin. Con el teléfono aun en la mano, y con mas preguntas que antes, se dirigió a la calle, quizás el aire frío del mar podía serle útil para aclarar sus ideas o para dejar de pensar en ellas...

miércoles, 8 de mayo de 2013

rueda de miel


Porque esa situación era por demás frecuente era que llevaba en su mente, la imagen de la vena bien marcada sobre la ceja izquierda principalmente.

Necesitaba pensar en alguna otra cosa para dejar de verla.
Cuando entró al cuarto, la luz aun estaba encendida, pero Juana dormía. Se acerco hasta la tecla intentando hacer el menor ruido posible, fue entonces cuando ella dijo:
- No la apagues que estoy leyendo!!! (Enzo se pregunto como alguien podía leer con los ojos absolutamente cerrados, casi como si soñara)

Prácticamente en un solo movimiento quedo desvestido y dentro de la cama. Todavía confuso, no lograba sacar esa imagen sobre el enojo que sabia que quien "no dormía" a su lado, tenia.
Se puso de lado como si fuese a dormir, aunque sabia que le costaría trabajo hacerlo. Su mente necesitaba una distracción. Pensó en la mujer que esa tarde había visto, y en la extraña marca que una peca le hacia cerca de la rodilla que dejaba al descubierto entre cruce y cruce de pierna. Ya no había lugar para un ceño fruncido...

Durante unos minutos, los dos permanecieron así  acostados uno al lado del otro, en silencio. Enzo le toca el muslo y Juanita se crispa como si se asustara, pero luego se relaja, apenas, tanto como puede. Alimentado por las imágenes que hace un momento ocupaban su mente, recorre las piernas de su mujer en una caricia que ya conoce, que ya practico mas de una vez, y aunque ella no se mueve ni diga nada, él sabe que si Juana no corrió la pierna es porque esta dispuesta a tener sexo esa noche. Entonces se acerca un poco mas, y extiende la caricia deslizándose por debajo del elástico de su ropa interior. Ella hace un pequeño movimiento, como un reflejo, cierra las piernas, pero enseguida se afloja de nuevo. Enzo paciente la espera, pasado un rato intenta besarla, ella corre la cara casi por inercia, sin que sea del todo un rechazo, él logra besarla en la comisura de los labios, allí a donde nace ese pósito extraño que desde el primer día llamó su atención.

Enzo no sabe en que  momento Juanita abandono su enigmático enojo, y aunque quiera tampoco lograría saberlo, se da cuenta de lo que desconoce cuando se encuentra sorprendido por una mujer que no sabe quien es y que hace que su cuerpo se endurezca, que lo desea y que espera en algún momento ser penetrada, sentirlo dentro. Lo busca lo guía le ruega, que se hunda, que la coja, porque así lo pide Juana, o es la mujer de la peca en la rodilla? no le interesa, a él le gusta oírla  y atender a ese ruego, la penetra las veces que ella lo diga, esa mujer que se mueve debajo de él para sacar de su cuerpo eso que a veces solo ella sabe sacar.

lunes, 6 de mayo de 2013

basta un momento


Un día si, un día no. A todos nos debe pasar pensás, mientras no podes terminar de deglutir esa longeva sensación de estar en una duda continua, en la nada. Un día sí, y en un mínimo lapso todo cambio. No podes dominar el poder que tiene lo efímero hoy en día. De pronto te viene esa fuerza interna, la mas fuerte, la mas poderosa, así afirman y la definen “los que saben”, esa que trae cambio, ese genuino y auténtico porque alega ser producido por el intangible “motor interno”…  si se encuentra con un entorno negado al cambio las probabilidad de siniestros y chaparrones serán muchas… tan molesta es la quietud y lo inunda todo. Sentís que tu motorcito se va quedando en el camino, no da abasto el mecánico, el piloto empieza a acusar dolores físicos que le impiden clasificarse cómodo para la largada… la carrera cada vez es entonces, mas pesada, ni en las curvas entras en tiempo… para colmo el de al lado rompió la válvula de escape y hay manchas de aceite por todos lados incitándote a salir de pista… un mensajito brabucón se enciende en el tablero del auto: ABANDONÁ la carrera! Y entonces darse por vencido es lo mas tentador que puede existir, se te canso la vista, ya no medís bien las distancias, las señalizaciones dejaron de serte familiares, desorientado en la vuelta anterior, saliste muy rápido de boxes y te comiste una penalización, otro piloto te sobrepasa como un poste! Y vos, en vez de querer coparte en esa ola carburante, no sos capas de sentir otra cosa que no sea un malestar con vos mismo por no poder lograrlo, envidia, bronca, o resentimiento… como se nubla la vista a veces. Desde la cabina, llegan voces del equipo que no traen mas que presión a tu cabeza, hablan de números, de tiempos, de sponsor y algunas otras cosas que hacen que el auto se agrande tanto que no lo podes controlar ni en esta ni en 5 vidas! Probas con un volantazo, una maniobra de riesgo que cambia radicalmente el punto de vista, woow! Por qué no? Porque ahora el auto que era enorme empieza a ponerse estrecho, se hace escaso el aire, no entras! El cartelito que antes apenas aparecía en tu mente se vuelve mas y mas tentador, sacas los cubiertos, lo estas por probar, y eso que ni siquiera sentís hambre! Pero así son las maquinas, entes autónomos que  responden a otra cosa… y en esta carrera en donde piloteabas tu nave… la nave te pilotea.

Cuando salís ultimo en la carrera, nadie festeja, motivos mas que suficientes para dejarse caer, para sumergirse en esa anestesia raquídea...  los zapatos que me probé hoy me sugirieron que aproveche la calma de mi no-festejo, me sacaron del coche, por suerte, recordé la bici, no me dará la velocidad del auto, no me dará la fama del primer puesto, pero mientras en el auto no consigo ver, en la bici me empapo la cara con un aire renovador, me impulsa a verlo todo, a andar por alguna parte, y realmente es mucho mas gustoso demorar pero llegar, que dar vueltas sin ir a ningún lugar… 

martes, 30 de abril de 2013

primero una letra y atrás la otra




Escribo porque no entiendo, porque quiero respuestas. Entonces, busco y supongo, y las suposiciones me enfrentan a conjeturas que me conducen a una infinidad de probabilidades, que, tampoco entiendo.
Por eso escribo. Porque quizás al escribir entienda lo que no entiendo.
Miro mis pies en el pasto en esta tarde fresca. Me protege el verde intenso, oscuro y claro del árbol.
Algunas de sus hojas se mecen lentamente. Me escucho respirar, el aire huele a vida, todo parece estar místicamente en su lugar...
Me pregunto cuanto durará hasta que ocurra otra vez. A veces siento que si tardo demasiado en parpadear, todo puede desaparecer...

jueves, 21 de marzo de 2013

llego el otoño, cayo rendido.


Como para verla y no temer, tenía el arma más grande que sus ojos habían visto, 166 centímetros que intimidaban incluso al más valiente.

El atajo bebió la luz, dejando suelta la más cautivadora de todas sus curvas. Le sonrío con todos los dientes, la alegría brotó de sus ojos, como una fuente...

Lo robo todo, sus pensamientos, su religión, su aura. Lo cuido, lo cultivo como a un jardín. Lo midió, con la precisión de un alquimista, lo evaluó con el juicio un tanto errado, no logro evitar ni una de sus muchas quemaduras.

Se fue.

Volvió. Casi como un faro en la ciudad, lo guío de vuelta. Lo sostuvo en silencio, y cuando su reloj dio las 9, volvió a tomar ese tren en el que suele viajar, sola.